La palabra de Dios dice que a partir del momento en que Cristo mora en nosotros ya dejamos de ser quienes éramos para convertirnos en nuevas criaturas. 2 Corintios 5: 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Esto nos parece emocionante y lo divulgamos a los cuatro vientos sintiéndonos muy orgullosos.
El problema es que no entendemos que el ser nuevos no es algo mágico. El llegar a ser nuevas criaturas es todo un proceso que lo iniciamos con el recibir a Jesucristo en nuestro corazón.
Cuando recién recibimos a Jesucristo nos llenamos de una gran emoción que nos lleva a creer que con Jesús nada malo vamos a experimentar pero cuando Jesucristo nos muestra dos verdades importantes empezamos a sentirnos ya no tan emocionados.
Dos verdades.
1. Los problemas en este mundo continúan. Juan 16: 33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jesucristo no promete quitarnos los problemas. Jesucristo promete darnos paz en medio de la tormenta.
2. Tendremos que pasar por momentos de dificultad. Jehová no nos promete evitarnos el pasar por el fuego o por el agua. Jehová nos promete que aunque tengamos que pasar por el fuego o por el agua no debemos preocuparnos porque el estará con nosotros para evitar que nos quememos o que nos ahoguemos. Isaías 43: 2 “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
Cuando el cristiano no tiene el suficiente conocimiento de lo que nos habla Jesucristo empieza a creer en dos mentiras. Recuerda que el pueblo de Dios se perdió por falta de conocimiento.
Dos mentiras.
1. Creemos que antes de recibir a Cristo en nuestro corazón todo nos salía bien. 44: 17 “sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.”
2. Creemos que desde que recibimos a Jesucristo en nuestro corazón todo lo que hacemos nos sale mal. 44: 18 “Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos.”
Para convertirnos en nuevas criaturas es necesario limpiarnos de todo lo malo que vivíamos y esto es lo que en realidad no nos gusta. Estábamos tan acostumbrados a lo malo que ahora que estamos bien nos parece mal.
Jehová tiene que desacomodarnos para volvernos a acomodar. Esto lo podemos graficar a través del siguiente ejemplo: para limpiar y arreglar de manera perfecta una habitación cualquiera que sea. Una sala o una alcoba es necesario primero quitar o levantar todos los muebles que en esa habitación estén. Si alguien llega de visita en ese momento lo más pro bable es que crea que ahí viven en bastante desorden. Esa persona no sabe que en realidad están arreglando y mejorando.
Nunca creas que ahora que conoces de Cristo estás viviendo peor que antes. Deja que Jesucristo desorganice tu vida para volverla a acomodar y perfeccionar.
No permitas que el miedo a una nueva vida o el miedo al cambio te esclavicen y te deje viviendo de manera imperfecta.