No importa cuán bonito hable o
predique una persona la verdad es que el mensaje de Jesucristo no impacta por
el poder que el hombre le imprima en su predicación o por la forma espectacular
como enseña lo que impacta y sobre todo transforma vidas es el poder de Dios a
través de su espíritu en la persona que comparte.
La
preparación secular es muy importante pero no determinante en una predicación
en público lo que sí es verdaderamente determinante es la unción que se puede
tener de parte de Jesús. Dios respalda su palabra con milagros y prodigios.
Moisés creía que el mensaje que
llevaría a faraón dependería de su forma de hablar y esto a él le preocupaba ya
que él era tartamudo.
Excusas de Monises para no servir.
1. ¿Quién soy yo? Éxodo 3: 11 “Entonces Moisés respondió a
Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de
Israel?”
2. Y Si me preguntan por ti que les
diré. V 13 “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y
les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me
preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”
3. No me creerán 4: 1 “Entonces Moisés respondió
diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te
ha aparecido Jehová.”
4. Yo soy tardo para hablar y torpe
de lengua. 4: 10 “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de
fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo
en el habla y torpe de lengua.”
A otro que le preocupaba su manera
de hablar era a Jeremías. Él se creía muy joven. Jeremías 1: 6 “Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque
soy niño.”
¿Cuál es tu excusa para no querer
servir a Jesucristo?
El Apóstol Pablo reconoce que su manera
de hablar no procede de él sino del espíritu santo de Dios. 1 Tesalonicenses 1:
5 “pues nuestro
evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en
el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre
vosotros por amor de vosotros.”
Resultados de una palabra con el Espíritu Santo.
1. Los que escuchan la palabra se
vuelven imitadores de quienes la comparten. V 6 a “Y vosotros vinisteis a ser
imitadores de nosotros y del Señor,”
2. A pesar de las tribulaciones la
palabra es aceptada. V6 b “recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del
Espíritu Santo,”
3. Quien escucha palabra se vuelve ejemplo de vida para los demás.
V 7 “de tal manera que
habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.” solo el espíritu
de Dios es capaz de transformar vidas. Cuando alguien predica sin tener el
respaldo de Dios solo son palabras talvez muy bonitas que emocionan por un
momento pero nada más su vida sigue siendo igual
4. Todo el que escucha el mensaje
de Dios se convierte en un instrumento útil para la obra de salvación. V 8 “Porque partiendo de
vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya,
sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que
nosotros no tenemos necesidad de hablar nada”
5. la palabra que proviene del
Espíritu Santo nos convierte en servidores de Jesucristo y no en tan solo
espectadores de un bonito discurso humano. V 9 “porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos
recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios
vivo y verdadero”
No seas tan solo un espectador más
en algún lugar llamado templo dispón tu corazón para que el espíritu santo obre
con poder en tu vida y te convierta en alguien útil para su obra maravillosa de
salvación.
En un estadio de futbol puede haber
miles de espectadores pero tan solo son 11 los que juegan. ¿Tú que eres Espectador
en tu iglesia así se congreguen 10.000 o más o eres un servidor o alguien útil en
las manos de Jesús?
En lo espiritual no importa a cuantas
personas encierran en un local, lo que verdaderamente importa es a cuantos le
llegas o impactas en el mundo.
Un verdadero cristiano no solo anda
a tras de un milagro un verdadero cristiano se entrega de todo corazón a la
obra de Dios.