Jesucristo sabe que nosotros somos
de naturaleza pecaminosa y que aunque tal vez nos proponemos cambiar siempre
terminamos fallando.
Jesucristo se ofrece como una
fuente de agua pura para santificarnos no porque quiera patrocinarnos el
pecado.
La perfección y la santificación no
es algo que se consigue de la noche a la mañana.
La santificación es un proceso que
se la consigue paso a paso.
Debemos
proponernos dejar que Jesucristo cada día nos haga libres de algo que nos atormenta
y nos hace pecadores.
Jesucristo como manantial de agua
nos purifica y nos limpia de todos nuestros pecados con el propósito de
ayudarnos en la santificación. V 1 “En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de
David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de
la inmundicia.”
Jesucristo es esa agua que sacia
nuestra sed para siempre y nos da vida eterna. Juan 4: 14 “más el que bebiere
del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré
será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
El agua de vida que es Cristo nos
restaura y cuando nosotros recibimos a Cristo en nuestro corazón él nos utiliza
para participar en esa restauración. Juan 7: 38 “El que cree en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”
Resultados de la purificación.
1. Podremos dejar todos los ídolos
que en nuestra propia fuerza era imposible lograrlo. Jesucristo nos da la
fortaleza para hacerlo. V 2 “Y en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los
nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de
la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia.”
2. Sentiremos vergüenza de nuestro
pecado. V 4 “Y
sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión
cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.” solo
cuando sentimos vergüenza de lo que hacemos lo podemos evitar. Antes de llegar
Jesucristo a nuestra vida teníamos remordimiento por lo malo que hacíamos pero
una vez superado el remordimiento volvíamos otra vez a los mismos caminos de maldad.
Sin la purificación de parte de Jesucristo
la mayoría de la tierra seria perdida. V 8 “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos
terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; más la tercera quedará
en ella.” la oportunidad de salvación es para todos pero
lastimosamente por la terquedad del hombre la gran mayoría se perderá. Mateo
22: 14 “Porque
muchos son llamados, y pocos escogidos.”
Solo Jesucristo nos puede ayudar a
superar la prueba. La única forma de saber si el oro es puro es a través de
probarlo. V 9 “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como
se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre,
y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.”
Jesucristo no promete quitarnos las
pruebas pero si nos promete que estará con nosotros para ayudarnos a
superarlas. Isaías 43: 2 “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por
los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la
llama arderá en ti.”
Jesucristo quiere un pueblo para el
pero no quiere cualquier pueblo. Su pueblo tiene que ser especial y santo. La
santificación no se la consigue de la noche a la mañana. La santificación es un
proceso que solo Jesucristo nos puede ayudar a empezar y a concluir
satisfactoriamente.