sábado, 10 de octubre de 2015

Nadando en el Espíritu. Ezequiel 47.




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Uno de los deportes más recomendados por algunos médicos es la natación.
Ellos consideran que la natación beneficia a todo el cuerpo. Desarrolla mejor calidad de vida Tonifica los músculos, mejora el sistema cardiovascular. Etc.
En el nivel espiritual Dios quiere que nosotros nademos en el espíritu esto también representaría para nosotros tener una mejor calidad de vida a nivel espiritual hay varios niveles de contacto en el espíritu al igual que en la natación.
Entre más avanzamos aumenta más el nivel de agua por lo tanto aumenta más el nivel de esfuerzo.

La mayoría de las personas entramos a la vida cristiana tan solo pensando en recibir beneficios pero sin comprometernos.
Niveles de compromiso en el Espíritu.
1. Los Tobillos. V 3 “Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.” en este nivel solo queremos estar en algún lugar llamado iglesia porque de alguna forma sentimos que estamos bien. Queremos estar solo por las ramitas sin comprometernos con algo.
2. Las Rodillas. V 4  a “Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas.” cuando tenemos que caminar con el agua a las rodillas ya el avanzar es más difícil pero también nuestra condición física va mejorando. Poco a poco vamos comprometiéndonos.
3. Los Lomos V 4 b “Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.” ya no es tan solo salpicarnos de agua ahora crece nuestro nivel de compromiso nos sentimos útiles y dejamos de ser simples espectadores. Caminar estando con el agua a la cintura forrase nuestras piernas nos hace más veloces en lo que hacemos.
4. Nadando. V 5 “Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.” nuestro nivel de compromiso es total y ya no sentimos la misma presión y cansancio que sintamos en los niveles anteriores. Ahora reposamos en el espíritu y toda la carga la lleva Cristo.
La natación hace que se ejerciten todos los músculos del cuerpo. El nadar en el espíritu significa más esfuerzo y poner en práctica todos nuestros dones. Una persona que nada en el espíritu es aquella que: discípula, evangeliza, estudia la palabra de Dios, se congrega de manera constante. Etc.
Solo cuando aprendemos a nadar en el espíritu es cuando recibimos verdadera sanidad y prosperidad para nuestro ser. V 9 “Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.
La sanidad y la prosperidad en el espíritu son mucho más que un simple milagro supliendo alguna necesidad en el cuerpo o de manera material.
Características de una verdadera sanidad en el espíritu.
1. Paz en medio de la tormenta. La paz que produce el espíritu de Dios es algo indescriptible es algo que no se puede entender. Solo se siente. Filipenses 4: 7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
2. Se experimenta alegría constante aun en medio de las dificultades. Proverbios 15: 13 “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
3. Capacidad de llevar bienestar a otros no importa las circunstancias que esté viviendo. 2 Corintios 6: 10 “como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, más enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo.
4. Se experimenta gozo en cualquier situación. Filipenses 4: 12 “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Hay muchos templos y estadios llenos de personas que buscan un milagro pero también muchas iglesias vacías cuando se trata de comprometerse con Jesucristo.
Jesucristo no quiere que estés por las ramitas él quiere que dispongas tu corazón para comprometerte con la obra salvadora de Cristo.