Una vida desértica es aquella que
esta árida y sin vida.
Al estar sin vida no quiere decir
que esté muerta simplemente es una vida que no da fruto, no tiene esperanza y
todo parece perdido. Esa es nuestra condición cuando nos partamos de
Jesucristo.
Jesucristo es el agua de vida que
hace que florezcamos y tengamos vida.
Nuestros propios errores o pecados
son los que nos llevan a una vida desértica.
Muchas
veces sentimos que todo ha terminado y que ya no hay ninguna esperanza.
Dios permite que nosotros tengamos
esos momentos de dificultad o de desierto. V 3 “no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como
el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la
mate de sed.”
Que hace que llegue el desierto a nuestra vida.
1. Descuidar nuestra intimidad con
Dios. Dejamos de ser su esposa y el deja de ser nuestro esposo. V 2 “Contended con vuestra madre,
contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus
fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;” la
oración no solo es para pedir o reclamar milagros. A través de la oración y la
palabra tenemos intimidad con Jesucristo.
2. El dejar de confiar en
Jesucristo por poner nuestra esperanza en el mundo. V 5 “Porque su madre se prostituyó; la
que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi
pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.”
3. No valorar lo que se tiene por
estar anhelando lo que no se tiene. V 7 “Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y
no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque
mejor me iba entonces que ahora.” la infelicidad comienza cuando se
desprecia lo nuestro por desear lo ajeno.
4. No reconocer o valorar la ayuda
de los demás. V 8 “Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le
multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.” nadie es capaz
de progresar estando solo. Jehová Dios se dio cuenta que no era bueno que el
hombre estuviera solo. Génesis 2: 18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le
haré ayuda idónea para él.”
Bendiciones del desierto.
1. Nos acercamos a Jesucristo. V 14
a “Pero he aquí que
yo la atraeré y la llevaré al desierto,” muchas personas cuando ya lo
tienen todo no disponen de tiempo para Dios.
2. Nos habla a nuestro corazón. V
14 b “y
hablaré a su corazón.” El estar acomodados muchas veces endurece nuestro
corazón. Las dificultades nos sensibilizan.
3. Recibimos la bendición. V 15 a “Y le daré sus viñas desde allí, y el
valle de Acor por puerta de esperanza” Job cuando lo tenía todo solo
conocía a Dios de oídas cuando tuvo que vivir su desierto fue cuando sus ojos
lo vieron. Job 42: 5 “De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.”
Mas ahora mis ojos te ven.”
4. Aprendemos a gozarnos. V 15 b “; y allí cantará como en los tiempos
de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.” cuando lo
tenemos todo no lo valoramos y nos sentimos insatisfechos. Cuando perdemos algo
y lo volvemos a recuperar aprendemos a gozarnos de verdad.
5. Valoramos lo que íbamos a perder
en especial a Dios. V 16 “En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás
Baali.” Jesucristo quiere ser nuestro esposo y le debemos
fidelidad.
6. Aprendemos a tener intimidad con
Dios. V 20 “Y te
desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.” La
oración nos proporciona intimidad con Dios por eso debemos hacerla en un lugar
especial donde no tengamos interrupciones.
7. Dios nos escucha porque mira
nuestro corazón sincero. V 21 “En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y
ellos responderán a la tierra.”
Dios quiere escucharnos y
respondernos en tiempos buenos pero permite que toquemos fondo o que pasemos
por diferentes desiertos cuando no le queremos escuchar. No esperes a estar en
un desierto para que Cristo te hable. Mantente siempre atento a su voz en todo
tiempo.