Cuando estábamos en el mundo siempre escuchábamos estas
palabras nadie es profeta en su tierra pero no sabíamos que estas palabras las
dijo Jesús. V 4 “Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia
tierra, y entre sus parientes, y en su casa.”
A los seres humanos nos cuesta creer en aquellas personas que
las vimos nacer o que por mucho tiempo compartieron con nosotros el problema es
que nosotros somos seres que vivimos de apariencias por esta razón nos es más
fácil creerle a las personas de afuera a quienes no conocemos.
Este prejuicio se lo vive en cualquier área de
nuestra vida.
Consecuencias de no creer en lo nuestro.
1. No se ven buenos resultados ni en lo secular ni en lo
espiritual. V 5 “Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos
enfermos, poniendo sobre ellos las manos.” a Jesús le era más fácil hacer milagros entre la gente
desconocida que entre los suyos.
Para las personas que lo vieron crecer les era imposible
aceptar que Jesús ya no era el mismo. Esto mismo pasa con notros, a nuestra
familia o amigos les es imposible aceptar que Jesucristo ya nos hizo nuevas
criaturas. 2 Corintios 5: 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2. Genera Pobreza.
2.1. Pobreza económica. Muchas
personas desprecian lo que se fabrica o lo que se produce en su región
prefieren los productos de afuera. De esta forma hacen crecer la industria en otro
lado mientras en su región no hay donde trabajar y sus hijos tienen crecer e
irse a otro lado para no morirse de hambre.
2.2. Pobreza Intelectual. Preferimos
aprender de otros que tal vez no están muy preparados y rechazamos la enseñanza
de los nuestros que seguramente están más preparados. Esto ocurre en muchas
iglesias cada vez que hay un invitado a predicar el templo se llena invitamos a
todo el mundo pero cuando el invitado se va todo vuelve a la normalidad nadie
se quiere congregar.
3. Causamos fuga de cerebros. Es decir las personas que son
muy preparadas tienen que irse a servir a otro lado donde si los escuchan o los
profesionales o muy hábiles se van a trabajar a las fábricas de otras ciudades
las cuales más adelante les venden a la misma región que los desprecio.
Como hacer profetas en nuestra propia tierra.
1. No mires las apariencias. Muchas veces las paraciencias
nos engañan. 1 Samuel 16: 7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande
de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira
el corazón.”
2. Ama lo tuyo. Tu iglesia, tu casa o tu ciudad. El
avergonzarnos de lo nuestro es un prejuicio que debemos desechar de nuestra
vida. Si la ciudad donde vives progresa tú también progresaras. Jeremías 29: 7
“Y procurad la paz de
la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en
su paz tendréis vosotros paz.”
La inclinación del ser humano es a no ser profeta en su
propia tierra pero esto puede cambiar si nos lo proponemos. Ama lo tuyo sin despreciar
a los demás, de tu amor a lo propio depende el éxito de tu ciudad, de tu familia y de tu vida.